miércoles, 20 de octubre de 2010

Festivos y no tan festivos

Vivimos en una sociedad de consumo, consumista y tendente a la comodidad. Eso quiere decir que cuando queremos algo, y nos lo podemos permitir, pedimos que esté a nuestro alcance, tanto geográfica como temporalmente.

Hace años no se podía hacer nada en domingo. No teníamos pan, los comercios estaban siempre cerrados y la vida se paralizaba. Sólo estaban abiertos los quioscos de prensa, gasolineras, unos pocos bares y prácticamente nada más.

Pero ahora nos hemos acostumbrado a tenerlo todo disponible. Podemos conseguir casi cualquier cosa un domingo cualquiera, incluso a las nueve de la noche. Si queremos ir de tapeo, cenar o llevarnos a casa comida preparada, siempre hay alguien dispuesto a servirnos.

¿Hemos progresado? Parece que sí, porque ahora el mundo no se para un día determinado. Todo es más cómodo, más accesible, más inmediato.

Pero… para llegar a esto, mucha gente ha sufrido una importante merma en sus derechos laborales. Cada vez hay más gente que trabaja domingos y festivos, cada vez son más los que tienen complicado hacer planes porque no saben qué días van a librar.

Y, por si fuera poco, los supermercados y centros comerciales tienen permiso para abrir cierto número de festivos al año. Cuántos y cuáles dependen de cada comunidad autónoma. Los trabajadores de esos comercios tienen que aceptar la probabilidad de trabajar ese domingo, sin poder negarse.

En Aragón, la comunidad donde yo resido, se abren ocho festivos al año, que marca el Gobierno de Aragón a finales de año. En las fechas en las que estamos, finales de octubre, ya se conocen las fechas para el año 2011, aunque no estén definitivamente aprobadas.

Uno de esos festivos está sufriendo una fuerte polémica por una particularidad del calendario 2011. Esa particularidad es que, el día de San Jorge, patrón de Aragón, es sábado, concretamente el sábado santo. El gobierno de Aragón, presionado por las grandes cadenas de distribución, tiene previsto marcarlo como festivo abierto, acabando con la posibilidad de miles de trabajadores de poder disfrutar de un puente que, debido al sector en el que trabajan, casi nunca tienen.

Los trabajadores son conscientes que no pueden estar todos los comercios cerrados cuatro días seguidos (de jueves a domingo). Proponen como alternativa la apertura el Jueves Santo o el Domingo de Resurrección, y así, disfrutar al menos de tres días consecutivos.

Pero ni a las cadenas de distribución ni al gobierno aragonés les parece buena la idea… el jueves parece demasiado pronto y el domingo… con la Iglesia hemos topado.

No pregunto a la opinión pública qué opinan, porque me imagino las respuestas. Un alto porcentaje entiende la preocupación de los trabajadores de comercio, y unos cuantos aceptarían el inconveniente de tener cerrados los comercios. Pero hay mucha gente que mientras no le afecte, quiere tener la tienda abierta, por si acaso.

Y es que nos hemos vuelto unos comodones y unos egoístas, que preferimos nuestra comodidad antes que el bien de mucha gente extraña.

0 comentarios:

Publicar un comentario