viernes, 22 de octubre de 2010

Fascículos, Promociones yColeccionables

El fascículo es una de esas cosas que aparecen periódicamente en nuestra vida. Como mínimo tres veces al año se desata una especie de fiebre de coleccionables. Navidades y Septiembre son dos de los puntos claves, en el calendario, para que las televisiones empiecen a bombardearnos con anuncios de colecciones de las cosas más variopintas.

Pero no solo de fascículos vive el hombre y la alternativa nos la dan las distintas publicaciones periódicas de este país. No hay diario que no se precie que no tenga como mínimo nueve coleccionables en venta.
Empezaron siendo cosa de los Domingos, luego se ampliaron a sábados y ahora mismo no hay día de la semana que el periódico no nos obsequie con alguna cosa, lo de obsequiar es un decir ya que lo lógico es que tengamos que comprarlo, o bien con un cupón necesario para completar la cartilla que nos dará opción a adquirir dicho producto más adelante.
El negocio es el negocio y hay que vender periódicos como sea.

El problema viene cuando uno quiere hacerse con una de esas colecciones y no vive en una gran ciudad. Pongamos un caso práctico, alguien que vive en una población cercana a los cinco mil habitantes y en la que hay tres puntos de venta de prensa diaria. Es persona ve anunciar en televisión una colección de veintitrés títulos en edición de lujo de uno de los escritores que más admira. La primera entrega es un domingo, las restantes los viernes.

La primera entrega la consigue sin problema alguno, mira la lista de títulos y el viernes siguiente va a por su segundo libro. No tan solo no había llegado al punto de venta sino que para más inri el periódico no llevaba el cupón que acredita ese coleccionable. Bueno un error lo tiene cualquiera, los del periódico deben haber confundido el día. A la semana siguiente el libro no ha llegado al punto de venta. Como que en su pueblo está claro que no podrá comprar los libros, ya ha perdido dos delos veintitrés títulos, decide acudir a un centro comercial cercano, seguro que en el quiosco de ese lugar si los habrán recibido, el transito de personas es mayor que en el pueblo. Error de calculo, allí tampoco saben nada del libro.

Lo preocupante es que no es un caso aislado atribuible a una sola colección o a un solo periódico ni tan solo a un solo pueblo. Meses atrás esa misma persona había intentado comprar otra colección muy distinta, era una batería de cocina, que pertenecía a otro periódico. El resultado fue aun peor, en ese caso no consiguió ni la primera entrega ya que en un pueblo de casi cinco mil habitantes solo se habían distribuido cinco piezas.
Mirando por foros de internet, en las páginas de los propios periódicos puedo observar que en un pueblo situado en la otra punta del mapa se quejaba de lo mismo, nuestro sujeto vive en un pueblo de la Catalunya Central en la provincia de Barcelona y la persona que se quejaba de lo mismo estaba en un pueblo de la provincia de Huelva

Veamos, por mucha propaganda que se haga - en televisión, en prensa, en la red o en radio- si los canales de distribución fallan las colecciones de los periódicos difícilmente saldrán rentables. En el supuesto de que tenga más que suficiente, cosa que imagino que es así, con las ventas de las grandes ciudades lo que ocurrirá es que perderán a potenciales compradores/lectores por no quedar satisfechos.

Alguna solución debe haber para que la gente que vive( vivimos) en pueblos puedan gozar de los mismos privilegios que los habitantes de las grandes ciudades, no? más aun cuando estamos hablando de que el canal de distribución de un periódico sea como poco el adecuado

1 comentarios:

Txispas dijo...

lo de los coleccionables... no tiene nombre.
La primera pieza a un precio irrisorio, de gancho, las restantes a un precio superior al que se encuentra ése objeto en cualquier tienda... ains... ¿las desventajas de los pueblos pequeños? ¡ni me las nombres! sé de qué hablas.
:)

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