domingo, 16 de enero de 2011

¿Y si no jugamos?

En un blog como este, elegir un tema del cual hablar te hace perder la mitad de lectores (a la mitad de la gente no le interesa lo que vas a decir). Da igual que hables de política, de economía, del corazón o, como voy a hacer ahora, de fútbol.

Hoy es domingo, hay partidos de liga, igual que hubo ayer sábado y habrá mañana lunes (antes al menos nos librábamos lunes y viernes, ahora, ni eso).

La liga española no es lo que era hace apenas unos años. Antes había dos equipos principales (el Real Madrid y el F.C. Barcelona), cuatro o cinco más que podían dar la sorpresa (algunos fijos, otros cambiaban cada año), y el resto, jugaban por premios menores, a tener una temporada tranquila o a intentar salvarse del descenso. Pero desde la llegada de la televisión de pago, los partidos a la carta y los derechos televisivos, que dan mucho dinero a los más grandes y las migajas al resto, la diferencia entre los dos grandes y el resto se ha acrecentado.

El resultado es una competición demasiado previsible. La liga se decide en los enfrentamientos directos entre los dos más grandes, y cuando éstos juegan contra los demás equipos… las posibilidades de no ganar son realmente bajas, casi inexistentes. La única duda que queda es la diferencia de goles con que acabará el partido.

Ante esto poco se puede hacer. La diferencia de recursos disponibles entre los dos grandes y el resto es tan elevada, que es imposible competir en igualdad de condiciones. Y la diferencia se agranda más todavía cada año.

Tanta diferencia nos hace plantearnos una cosa: para los equipos pequeños ¿merece la pena realmente luchar por el partido? ¿Cómo sienta jugar con todo lo que tienes y encima salir goleado?

¿Y si decidimos no jugar? No hablo de no comparecer al partido, sino de reservar los jugadores importantes para los partidos en los que tengan posibilidades reales de ganar (y eso es cualquier partido menos contra Madrid o Barcelona).

Algunos dirán que es adulterar la competición. Nada más lejos de la realidad. Esos partidos están perdidos de antemano, generalmente de una manera clara. Si el equipo grande sufre, los árbitros se encargarán de ayudar.. Los dos equipos ya cuentan por victorias esos partidos, apenas habrá cambios en la clasificación general. Eso sí, el equipo que decida no luchar por el partido, ha de hacerlo contra los dos equipos.

Otros dirán que hay que luchar por cada punto, todos son importantes. Indudablemente eso es cierto, pero los jugadores importantes son más necesarios en los partidos donde la victoria es una posibilidad real. Si no luchan por la victoria saldrán goleados, si luchan por ella, seguramente saldrán goleados… y con algún jugador sancionado o lesionado. Jugador que será más necesario la semana siguiente. Reservar esos jugadores parece la mejor opción.

De este modo todos (equipos, televisiones, medios de comunicación en general), se darán cuenta que es importante tener una competición más equilibrada, para que todos, aficionados, equipos y los que ponen el dinero, salgan ganando.




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